Hormiga Negra, un gaucho de exportación
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La venta al exterior de historietas producidas en Argentina no es ninguna
novedad y son numerosos los antecedentes al respecto. Lo que no es tan
común o al...
Hace 1 día
alto, 4 de febrero de 1976. Las obras de la represa de Salto Grande llevan casi dos años de comenzadas, aunque todavía falta bastante para que el paisaje de la zona quede dramáticamente alterado por el embalse principal. Es un poco temprano para la salida del sol, pero un resplandor empieza a iluminar el horizonte. En el lugar equivocado, eso sí, porque las luces se ven hacia el sur de la ciudad, no hacia el este. Los madrugadores se preguntan de qué se trata y no falta quien postule la posibilidad de un incendio.
ResponderEliminarPoco después, a las seis de la mañana, comienza el programa radial Palpitar de Salto Grande, producido por un equipo de periodistas locales. Y pronto empiezan a llegar llamadas telefónicas de radioescuchas preocupados. ¿Qué era ese resplandor?, preguntan, ¿fue un incendio? Los productores consultan con los bomberos de la ciudad; no, les responden, no recibimos ninguna denuncia de fuego. ¿Qué pasó, entonces?
El programa sigue adelante. Podemos imaginar que sus conductores se encogen de hombros y empiezan a pensar en otros temas. Entonces suena de nuevo el teléfono.
–¿Quieren saber qué fue el resplandor? –escuchan– Bueno, entonces vayan a la estancia La Aurora.
Así, cuando el grupo de periodistas de Palpitar de Salto Grande investigaron un poco descubrieron que quien los había telefoneado era Ángel Tonna, dueño de la estancia. Había dicho tener la respuesta al misterioso resplandor, así que, llegado el momento, los periodistas se presentaron en La Aurora y preguntaron a su dueño qué sabía al respecto.
ResponderEliminarAhí está el relato fundador del mito.Porque Tonna contó que esa madrugada volvía con sus peones de labores del otro lado de la carretera (es decir donde hoy está la gruta del Padre Pío) y vio luz –que atribuyó de inmediato a fuego– pasando el casco de su estancia. De inmediato cabalgaron al galope hacia allí, y lo que vieron no fue otra cosa que un artefacto volador (Tonna hablaría después de un “plato”), suspendido a unos veinte metros de altura y proyectando una luz especialmente intensa, para rápidamente desplazarse hacia un montecito y allí brillar con todavía mayor potencia. Tonna, según contó, se llevó el brazo a la cara para protegerse. Dijo también que la luz no parecía amenazante o peligrosa sino más bien todo lo contrario, algo, digamos, reconfortante, y que si se cubrió los ojos fue por la intensidad del resplandor. Entonces el artefacto volador salió disparado hacia el cielo y desapareció.
Por ejemplo que buena parte de sus ovejas mostraron la lana chamuscada de maneras que, aparentemente, descartaban la posibilidad del fuego como causa, que varios alambrados quedaron retorcidos y corroídos, que un toro murió “de tristeza” sin causa aparente pese al examen veterinario, que Tonna sufrió una erupción o irritación recurrente en el brazo con el que cubrió sus ojos del resplandor, jamás explicada por los médicos que la trataron, y que un grupo de científicos japoneses que trabajaban en las obras de Salto Grande constataron niveles inusuales de radiactividad sobre los árboles sobre los que se posó el vehículo volador.
ResponderEliminarLos hijos de Tonna ahora han cerrado las puertas de La Aurora a los curiosos. Tampoco están interesados en hablar del tema, como si las experiencias de su padre no tuvieran lugar en su esquema de creencias.
ResponderEliminar¿Pero Tonna antes de morir tuvo algún otro contacto con “platos voladores”?, le pregunto al periodista hacia el final de la entrevista.
-No. Aunque por lo que conversamos, sé que siempre lo deseó. Siempre quiso que volvieran. Pero nunca pasó.
Se cuenta que Neil Armstrong visitó La Aurora para investigar la experiencia de Ángel Tonna. Hay quien dice que lo hizo en representación de la NASA, otros dicen que lo hizo en calidad de periodista de la revista Newsweek
ResponderEliminaruna presunta carta (que es citada in extenso pero de la que nunca se aclara si se trata de la transcripción de una carta postal “física” o de un e-mail; de ser una carta sería interesante ver una fotografía o un escaneo, pero tal cosa no aparece por ninguna parte) escrita en representación del ex astronauta para dejar claro que jamás estuvo en Salto o en Paysandú (Armstrong, de hecho, sí estuvo en Uruguay, pero en 1966, en el marco de una visita de varios técnicos de la NASA del 23 al 25 de octubre de ese año). Otra historia habla de la firma de Armstrong en un libro de visitas aparentemente llevado por Ángel Tonna para registrar quienes acudían a su estancia; también se dice por ahí que Armstrong visitaba la estancia regularmente y se invoca incluso como “evidencia” una confirmación del hecho por parte de la Fuerza Aérea Uruguaya. Algunos salteños parecen adoptar una postura, digamos, agnóstica. No hay pruebas de que haya estado Armstrong en la Aurora, señalan, pero tampoco las hay fehacientes de lo contrario.
ResponderEliminar-Las luces sobre La Aurora no se limitaron a aquella noche de febrero sino que se repitieron a lo largo de ese año, produciendo la muerte de varios animales, quemaduras en el césped y en varios árboles, averías en maquinaria y el extraño fenómeno de un alambrado completamente retorcido.-Una investigación de la Fuerza Aérea Uruguaya reportó animales muertos en La Aurora y un ombú partido por la mitad. En las inmediaciones de ese árbol, además, fueron encontrados más animales muertos y varios equipos científicos reportaron niveles altos de radiactividad en el lugar. Otro relato de los mismos hechos, sin embargo, invoca una investigación que señaló que el árbol había sido abatido por un rayo, que de radiactividad no había ni rastro y que fue el mismo fenómeno meteorológico lo que mató a los animales
ResponderEliminarNOTA COMPLETA-EN-http://lecturassrasantes.blogspot.com/2015/07/la-aurora-quisiera-creer.html
ResponderEliminarLos misterios de Estancia La Aurora-DIARIO CAMBIO DE SALTO-27 MAYO 2020-Desde hace más de 40 años, cuando se visualizaron las primeras apariciones lumínicas en el cielo de la zona y las marcas extrañas en el suelo de la estancia, sigue llegando gente con afán de ver “algo”, y algunos ven “lo que vinieron a ver”. ¿Por qué? Porque todo lo desconocido es de interés, porque todos quieren ver lo que otros vieron, o lo que nadie vio.
ResponderEliminarSon 44 años desde aquel 1976 donde aparecieron los signos del supuesto contacto extraterrestre y que el imaginario de la gente fue dando forma, a su gusto, a medida que el boca a boca crecía.
La estancia, ubicada al otro lado del río Daymán, sobre el camino que lleva a Tierras Coloradas, a Bella Vista y otros parajes rurales del norte de Paysandú, fue objeto de visitantes de todas partes del mundo que creían que la estancia era una zona de aterrizaje de naves extraterrestres. En sus alrededores acampaba gente de todas partes a como diera lugar, para observar, por las noches, como “aterrizaban las naves”. Obviamente, muchos se fueron sin ver nada, otros vieron algo, pero no sabían explicar lo que habían visto, y otros vieron lo que quisieron ver. Los más escépticos prefieren buscar explicaciones con alguna respuesta científica.
Aún hoy, por el cambio generacional, la gente sigue ávida por saber ¿Qué pasó en La Aurora? ¿Qué es lo que se ve por las noches? A veces leemos en las redes sociales comentarios de mucha gente sigue yendo de noche y viendo luces, formas, movimientos y vaya a saber cuántas cosas más; lo real es que científicamente no hay nada probado.
Los actuales propietarios de La Aurora, hijos de Don Ángel Tonna (fallecido) tampoco quieren ahondar en el tema, porque soportaron durante mucho tiempo la invasión a la privacidad familiar, solo los allegados a la familia saben lo que vivieron durante muchos años. Por eso prefieren guardar silencio sobre “ese” tema, y como decía don Don Ángel Tonna: “Cada cuál que saque sus propias conclusiones”.
LUCES POTENTES
ResponderEliminarEl primer acontecimiento sucedido en 1976 fue cuando se divisaron las primeras luces, tan potentes que lastimaban los ojos de los asustados habitantes de la estancia. Según un relato llegaron a ver una fuerte luz circular de unos tres metros de diámetro que descendía en forma pendular. Unos instantes después ascendió de forma vertiginosa, introduciéndose en otra de mayores dimensiones. Casi al mismo tiempo del hecho narrado se produjo un apagón en la ciudad de Salto, a 10 kilómetros de la estancia.
Al día siguiente se pudo comprobar que en el lugar de la visualización el pasto estaba quemado de forma extraña, no como si hubiera habido fuego, sino como que una gran plancha gigante se hubiera posado en el lugar. Los postes y tramas de los alambrados estaban quemados, un perro calcinado, un motor eléctrico quemado, y un gigantesco ombú literalmente perforado al centro. Este ombú, vivo aún, que brinda mucha sombra, mantiene hasta el día de hoy la marca de aquella potente luz que acompañó un gran tronar. En ese gran hueco ingresaban diferentes especies de pequeños animales… pero no volvían a salir, allí morían, sin despedir olor a putrefacción, disecados.
CAMPAMENTO MILITAR
Ese mismo año se encontraron en la estancia tres eucaliptos caídos que marcaban como flechas un lugar especial. A Ángel Tonna esto le llamó atención, pero con el tiempo se olvidó del asunto. Unos meses más tarde se acercó al lugar un regimiento de soldados llegados de Montevideo que tras pedir autorización a Tonna acamparon al costado del río Daymán, lugar que supuestamente marcaban los tres eucaliptos caídos.
Lo que ocurrió la noche que acamparon no se sabe con certeza, y hoy integra parte de los misterios de la estancia. ¿Qué sucedió esa noche? Nunca se supo. Allegados a la estancia aseguran, al parecer, tuvieron una mala experiencia, un susto grande, que los llevó a retirarse sin revelar lo ocurrido.
INVESTIGACIONES
ResponderEliminarLa Comisión Receptora Investigadora De Denuncias OVNI (Cridovni), es una comisión interna dependiente de la Fuerza Aérea creada el 7 de agosto de 1979 por el Ministerio de Defensa, integrada por personal militar en actividad, personal militar retirado y civiles. Cridovni investigó aquellas denuncias que los ciudadanos hicieron sobre objetos que veían en el cielo y que les llamaban la atención por ser manifestaciones extrañas a las que no están acostumbrados.
Brindaron su informe y manifestaron que no hay ninguna manifestación extraña en La Aurora, simplemente lo atribuyen a la caída de un rayo que fue el que quemó un árbol, perforó un ombú y mató animales que andaban en los alrededores. No hallaron radiación ni nada que fuese anormal. Lo llamativo de las afirmaciones de Cridovni es que el día que ocurrieron los hechos no había tormentas, era una noche estrellada.
HECHOS INEXPLICABLES
Sin embargo han ocurrido una serie de hechos misteriosos que no tienen explicación, uno de ellos tuvo como protagonista al periodista Daniel Bianchi y su equipo de producción, que tenía un programa llamado “Vía Aérea” en Canal 5 (SODRE).
Bianchi viajaba seguido a Salto junto con su camarógrafo Mario Corrales y su productor Nilser Viazzo. Un día pretendieron filmar y grabar audio de lo que les narraba Don Ángel Tonna y a pesar de haber acudido con tres baterías cargadas de la filmadora, no pudieron filmar ni registrar nada, pues misteriosamente se les agotaban las baterías. Volvieron al día siguiente, nuevamente con las baterías cargadas a full y se llevaron la sorpresa de que no podían filmar.
Otra anécdota fue cuando un albañil, al cual se le encargó hacer un galpón en la estancia, aceptó el trabajo y dijo que por ser verano se quedaba a dormir en el campo, así al día siguiente comenzaba temprano. Al otro día, cuando fueron a ver el progreso de su trabajo, notaron que el albañil no estaba. En ese preciso momento lo vieron llegar en bicicleta.
Consultado dijo que con lo que había visto esa noche le bastaba para no quedarse más de noche acampado ahí, que prefería irse antes del anochecer y volver al otro día temprano. Lo cierto es que el hombre se trasladaba todos los días en bicicleta desde Barrio Artigas hasta La Aurora con tal de no quedarse de noche.
MARCAS EXTRAÑAS
Como ya dijimos son muchos los relatos sobre visiones de luces extrañas y avistamientos de Ovnis (Objetos Voladores No Identificados), en las proximidades de la estancia.
Algunos acampantes han contado que por las mañanas, aún cuando en toda la noche no se hubiera escuchado un solo ruido, encuentran misteriosas huellas en el pasto, como si un objeto muy caliente se hubiera posado y quemado la gramilla. Otros cuentan haber divisado luces de colores o bolas de fuego que recorren a una velocidad muy lenta el aire del descampado y que de pronto ascienden con una propulsión imposible hacia los cielos, donde se pierden para siempre.
Lo que no tiene discusión es que muchas personas que han visitado La Aurora dicen sentir una “energía diferente”, difícil de explicar y que solamente en ese lugar la pueden percibir.
Fue el caso del Ing. Guido Bassler, presidente, en aquel entonces, de la Asociación Argentina de Radiestesia, (comúnmente llamados radomantes) quién con un equipo especial de medición de energía comentó que en el único lugar que medía tan alto nivel de energía era en el cerro Uritorco en la provincia de Córdoba, Argentina.
NA BOLA DE FUEGO SOBRE EL TAJAMAR
ResponderEliminarOtro de los relatos que sin dudas llama la atención es la que narró Álvaro Izaguirre, periodista salteño hoy radicado en España. Él, junto a otros amigos también salteños, entre ellos el colega Luis “Toni” Suetta, tuvieron una experiencia inexplicable, y ocurrió una noche cuando con un grupo de amigos celebraron un asado en las inmediaciones de la estancia. Luego de cenar, Izaguirre y Suetta, junto con otros integrantes del grupo, decidieron recorrer el campo y caminar hasta un tajamar distante unos 1.000 metros de donde estaban. Cuando se iban aproximando al espejo de agua, una esfera de “fuego” de gran tamaño se les apareció en el horizonte e iluminó el lugar. Paralizados del miedo nadie hablaba de lo que habían visto, pero todos fueron testigos de la aparición. Nunca pudieron explicarse qué fue lo que vieron. Simplemente describen una “bola de fuego” que luego de aparecer fue desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Consultado para este trabajo, Luis Suetta confirmó el relato de Izaguirre, y dijo: -“No tengo problema en decir lo que vi, yo lo cuento a quienes me preguntan, y el que quiera creer que crea y si no me da lo mismo, pero lo que cuenta Izaguirre es así. Además también estaban (y nombra otras personas) que vieron lo mismo que nosotros. Fue impresionante, una experiencia increíble, pero que en el momento nos dejó petrificados”.
LAS VISITAS DE ARMSTRONG
Neil Armstrong, -el primer hombre en pisar la luna-, habría visitado la estancia en más de una ocasión, pero no en carácter de investigador de la NASA, sino como turista interesado en La Aurora.
En una de sus visitas se instaló en una de las casas que tiene el predio al norte del casco de la estancia. El astronauta del Apolo 8 habría compartido con Tonna fotos que personalmente había sacado a objetos raros.
Más allá de que algunos han intentado negar la visita de Neil Armstrong, se asegura por allegados que vino a Salto como periodista de una revista especializada a investigar el tema OVNI, porque era una persona que le apasionaba el tema. En la casa donde pernoctó aún se conserva un dibujo que Armstrong plasmó en una de las paredes donde se puede interpretar el espacio y personas que él llamaba seres supremos.
Se han registrado denuncias de OVNIS en varios puntos del país, como Paysandú, Durazno, San Ramón en Canelones, las Sierras de Minas, Piriápolis, la Laguna Negra en Rocha, pero la Estancia La Aurora sigue siendo uno de los puntos más místicos del Uruguay hasta el día de hoy